Uno de mis Amigos es odontólogo, a veces pienso como uno puede ser amigo de un cruel dentista y para empeorar las cosas el tipo es ¡forense! Cuando alguna vez lo he consultado tengo miedo que me realice una autopsia…
Pero en fin, uno a los amigos, les banca cualquier defecto. Recuerdo esto porque encontré lo que empezamos con él hace más de un año atrás. Una historia, una semilla de lo que pretendemos sea, una novela policial. Suspenso.
Entonces aprovecho a mostrarte un pequeño pasaje del capitulo 2. ¿A ver?
Dos
No es posible tomar venganza de una villanía sino cometiendo otra.
Buenos Aires tiene esa mezcla de felicidad, que nadie sabe porque y crueldad, perdón, quise decir desigualdad.
Trabajo en la redacción de un diario zonal con pretensiones de Diario Nacional y Premios Pulitzer en la vitrina, digo, por la manera en que recibo las ordenes cada mañana. Pero le confieso que eso es un bálsamo comparado con el dolor de muela que me acompaña desde anoche, no me explico porque si me cepillo por lo menos 3 veces en la semana.
De todos modos el humor que percibo mientras arribo al escritorio es extraño y desconocido. Mientras arrojaba mi dolorido ser sobre la silla y antes de tocarla escucho mi nombre salir gritado de la boca de mi jefe.
-¡Ignacio vení! -Chequeá este cable, encontraron a un hombre muerto. Lo dejaron tirado en el bosque cerca de la laguna, la que está a 5 km de la clínica, ¿te ubicas? parece que hay algo raro con esto, se movió demasiada gente pesada, no nos metas en problemas pero investiga.
-bueno…como siempre… ¿no? Dije…
La laguna es de difícil acceso recordé mientras salía del diario y los latidos calientes en mi muela no me dejaban pensar.
Urgente revolví entre mis anotaciones y con cierto alivio encontré teléfono y dirección del dentista, perdón quise decir Odontólogo que me había prometido ir el año pasado. En realidad no entiendo bien porque suelen ofenderse los dentistas cuando el odontólogo se dedica a los dientes. Eso debe ser, porque también curan muelas como la mía y queda mal decirles muelólogolos.
En fin.
Sin dudar siquiera un segundo entre a mi auto y conduje hasta el consultorio,
Afortunadamente este, se encuentra a solo 20 cuadras pero aquí el barrio se va transformando de agreste a residencial en 100 metros. Casas prolijas con jardines adelante cuidados y con flores bien regadas, añosos árboles que construyen un techo natural que abraza al cielo.
El amable y dulce perfume de los tilos hace, por un instante, que casi olvide mi dolor.
Miro con atención la numeración y finalmente mis ojos descubren el número exacto, dejo desprolijamente estacionado el auto que ahora el silencio confirma haber llegado al lugar buscado ya que lo único que se escucha es el agudo y frío sonido del torno, que esta vez, aplacaba mi desesperación.
La puerta de madera barnizada se abre y una Señora de amable sonrisa me permite entrar, le explico que tengo dolor, no turno.
No es tan grave, solo 3 pacientes delante mío, seguramente ellos, a juzgar por su aspecto, vendrían solamente para que el Dr. les confirme que sus dientes están perfectos.
Me distraje un instante de soportar mi muela porque me irrito la música de la sala, ya todos sabemos que carecen de toda creatividad a la hora de elegir música para las salas de espera como tampoco tienen la delicadeza de actualizar las revistas, uno puede pensar que es para que tengamos a mano un archivo innecesario de fotos de famosos luciendo dentaduras lustradas con photoshop.
La puerta del consultorio se abrió y pude ver al Dr. saludando amable y formal a su paciente. Fue la primera imagen que obtenía de él.
El Dr. Iván Palmi es alto, aparenta 46 años y debe estar a dieta con prolijo ambo verde agua, cabello que alguna vez fue rubio, prolijamente cortado y mirada azul. Sin preámbulos previos el siguiente paciente entró y al cerrar la puerta me miró por encima de sus gastados lentes intentando descubrir quien es aquel extraño en la sala.
Yo.
Que además no estaba en su cálculo de la hora que iba a partir.
Al menos ahora suena en los parlantes Kenny G con sus más grandes y melosos éxitos hasta que mi celular avisa sms recibido.
-“ojo, apareció madre de desaparecido hablando, fijate si tiene relación”
Mientras mi mente intentaba pensar me distraje con los diplomas del DR. Iván Palmi que cubrían la pared. Mis ojos se habían fijado sin darme cuenta en uno de mediano tamaño y casi al final de la fila, rezaba:”Policía Federal Argentina” por cuanto el Dr. Ivan Palmi ha concluido los estudios de Odontología Forense se extiende el presente Certificado a los…
Cuando me cayó la ficha busqué mas, otro y otro hasta el último de la fila: “Diploma de Honor” por los trabajos de investigación y Medalla de Oro a los Doctores…
¡Lo que me faltaba! iba a abrir mi boca a un Forense.
La Secretaria atiende el teléfono y con gesto grave se dirige al consultorio, al abrir la puerta, hace un gesto al Dr. Palmi y algo le dice al oído. -Esta bien, le dice
-Que me pasen a buscar por aquí
Ella gira y se dirige a nosotros, que a esta altura quedábamos 2 y son las 11,30 horas 27 grados C, 92 % de humedad visibilidad 7 Km., presión 1020 hecto pascales y mi presión sanguínea esta subiendo por la noticia a 16 / 9.
-¿Como que se va? ¡Pero me duele!
-El Dr. Lo lamenta mucho pero es una urgencia, algo que no puede eludir y…
-¡A mi dolor tampoco puedo eludirlo! ¡Por favor! Dígale que…
-Disculpe Señor, interviene sorpresivamente el Dr. Palmi
-Venga, pase… dijo
-Gracias Dr. Perdóneme… pero es tan fuerte…late y ya no…
-Espere un segundo por favor, dijo
-Permítame que lo vea
Mientras abría mi boca y el Dr. Palmi me encandilaba con la lámpara de confesión y hurgaba mi pobre muelita mal cepillada pude espiar lo que dejaba libre el barbijo blanco y me pareció ver inteligencia en sus ojos acompañadas de un toque triste. Me invadió la duda si la tristeza era de él ó porque mi muela daba pena. Nunca lo sabré.
Se preparaba para decirme algo cuando otra vez se escuchó el “toc toc” en la puerta seguido del –Dr. Llegaron
-Gracias ya salgo-
-Me va a arreglar ¿no?
-no, le voy a indicar una medicación que le aliviará el dolor hasta que lo pueda tratar el día de mañana, voy a intentar salvarla… lo veo…
-pero Dr. Yo…
-Entiendo… ¿Senor?…
-Ignacio
-Mañana por la mañana lo espero Ignacio, Ahora tengo que hacer algo que ya se habrá dado cuenta que es urgente, Soy Odontólogo Forense y debo identificar un cuerpo…
-Soy periodista y me dieron para escribir sobre uno que apareció en la laguna… ¿es ese? (también yo quede sorprendido por la rapidez de mi reacción)
-No sé, ah… periodista… nos vemos mañana, venga sin turno y tome esos comprimidos, lo van a ayudar, adiós.
Y casi sacándome del consultorio tomo una mochila beige que lucía pesada, salió del consultorio acompañado por dos sujetos de borceguíes negros gastados y equipo de fajina de la Policía de la Provincia de Bs. As. Salí detrás de ellos y apuré el paso para subir al auto con toda la intención de seguirlos. La realidad golpeó implacablemente a mi noble pero cansado Fiat 128 del 82 que luce de colección pero nada que hacer para seguir a esa Toyota 4 X 4 blanca de la Policía Científica. Me quedé en el primer rugir del motor, es más, tuve la sensación que mi auto me miro desde el tablero con un gesto de: …ni se te ocurra…
Tres
“Como un día bien empleado procura un dulce sueño, así una vida bien utilizada conduce a una dulce muerte”.
Leonardo da Vinci
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¿Que no te mostré nada? ¿Como que no? Obviamente no te voy a mostrar la parte en que el asesino asesina ó el investigador investiga para ser investigado ó descubierto por el forense y que finalmente el culpable nunca existió porque no esta permitido… no nada de eso. Solo para despistarte.
Paciencia.